El acceso y sostenimiento de una posición laboral constituye un elemento necesario para la consolidación de una personalidad autónoma, autoválida, adulta y equilibrada.
Para el logro de tal objetivo resulta indispensable el reconocimiento del otro como ser humano vital e individual, que necesita y requiere un abordaje específico de acuerdo con sus fortalezas y no en sus debilidades.
Sostenemos que es posible pensar en una formación que no esté dirigida a las limitaciones que todo discapacitado posee.